Contexto

Los reinos germanos más importantes de occidente fueron el visigodo y el franco. El primero, se desintegró a comienzos del siglo VIII, cuando los musulmanes invadieron l península Ibérica. El imparable avance de los musulmanes en Europa, será detenido en Poitiers, Francia, por la infantería de Carlos Martel en 732.

A mediados del siglo VIII, el reino d ellos francos era el estado más fuerte de Europa occidental. El rey Pipino el breve, con el apoyo del Papa había extendido las fronteras y la influencia del reino. Su hijo y sucesor, Carlomagno intento restaurar la perdida unidad del antiguo Imperio Romano.  Para ello, consolidó el dominio franco e el norte de Italia, expulsando a los lombardos, obligó a retroceder a los musulmanes en el noreste de la península Ibérica, derroto a los ávaros y los eslavos. Combatió a los sajones, hasta someterlos y convertirlos al cristianismo.

En el año 800, Carlomagno fue coronado Emperador por el Papa. La Europa cristiana fue fortalecida para enfrentar al avance del islam, los pueblos bárbaros y las pretensiones de los emperadores bizantinos.

Carlomagno, instaló capital en la ciudad de Aquisgrán. En 814, el emperador falleció y el poder central comenzó a disgregarse. En 843, el imperio fue fragmentado en tres partes. La decadencia del imperio aumentó con nuevas invasiones de pueblos bárbaros: normandos, sarracenos y húngaros.

La arquitectura carolingia

Hacia el siglo VIII, Carlomagno, rey d ellos francos, intentó reunir bajo su mandato todos los territorios disgregados. De la mano de este propósito surgió un estilo, el carolingio, que  intentaba emularlos modelos clásicos y al arte imperial romano. Este arco nació por voluntad del monarca, que veía en el mecenazgo artístico un aspecto peculiar de su misión como reunificador del Imperio.

La arquitectura tuvo un desarrollo extraordinario en este período. Desde el inicio del reinado de Carlomagno, en 768, hasta 855 -muerte de su nieto y disgregación del Imperio-, se construyeron veintisiete catedrales, cuatrocientos diecisiete monasterios y cien residencias reales. Un verdadero auge constructivo. De ahí que se denomine este período el renacimiento carolingio.

A pesar de ello, solo se conservan algunas muestras, pues la mayor parte fueron destruidas, reutilizadas  o parcialmente reconstruidas en épocas posteriores.

Un buen ejemplo de esplendor de este período so los restos de la residencia palaciega de Carlomagno, el palacio de Aquisgrán.

Actualmente, del palacio solo se conserva la capilla. En ella se aprecia el gusto por las construcciones abovedadas, con cúpula central. El interior consta de una cúpula rodeada por una nave circular de dos pisos para los fieles.

Los elementos de soporte son columnas romanas traídas de Roma y Rávena, también se emplea el cimacio -clara referencia a un edificio bizantino que fue modelo constructivo para esta capilla: San Vital de Rávena, construida en el siglo VI-. La alternancia de las dovelas de los arcos nos emite a la mezquita de Córdoba, que comenzó a edificarse pocos años antes.

Durante el período carolingio proliferaron los monasterios, momento de auge de la nueva vida monástica.

Los monasterios carolingios constituían verdaderas comunidades autosuficientes que podía albergar a trescientos monjes y noventa escolares. Además del edificio de la iglesia, disponían de una serie de edificaciones que cubrían las necesidades de sus habitantes.

La vida contemplativa y seglar, se incrementaron a partir de este momento. Fueron los monjes los que, a través de las copias de los manuscritos clásicos, transmitieron el saber de la Antigüedad.

Los talleres de las abadías, junto con los de la corte carolingia, se encargaron de la producción de libros ilustrados con miniaturas, lo que constituyó uno de los medios más eficaces de conservar la cultura antigua y de difundir las nuevas corrientes estéticas.

Pero lo ocurrido con el arte carolingio, fue una excepción dentro del mundo prerrománico.

Las artes sutuarias

El emperador no solo ordenó la construcción de edificios sino también realizar joyas, relicarios, objetos litúrgicos, miniaturas. El lugar más importe de las artes suntuarias lo ocupa la miniatura, sobre todo porque estos textos recopilaban el saber del mundo clásico que el Imperio carolingio se encargó de custodiar y difundir. Las páginas estaban decoradas con púrpura símbolo de la realiza, y dorados. Proliferaron las encuadernaciones de marfil y piedras preciosas de gran riqueza. En la miniatura carolingia conviven las fuentes clásicas, la miniatura irlandesa y la de la escuela de Canterbury.

Posiblemente, en Aquisgrán existieran gran numero de scriptorium. En Reims, había una importante escuela de miniaturas de las que salieron obras como el Salterio de Utrecht y los Evangelios de Ebbon, ambos de un estilo expresionista y dinámico en los que el dibujo adquiere gran protagonismo.

Los marfiles están en relación con las miniaturas, incluso se han llegado a establecer las mimas escuela de eboraria que de miniatura. A la escuela de Aquisgrán corresponde un grupo muy homogéneo de obras influidas por el arte paleocristiano. En el año 810, se realiza el Códice Áureo, en el se observa la Virgen, trono de Dios, alrededor de los santos y en la parte superior dos ángeles portan un clípeo o tondo en el que se encierra una imagen.

En la orfebrería, destaca el altar dorado de San Ambrosio de Milán, obra de Volvinus, donde las figuras guardan estrecha relación con los trabajos de la miniatura.

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