Hacia el siglo VII hay un renacimiento general del arte en Europa Occidental.  Este fenómeno se observa en la Galia (artes merovingio y carolingio), norte de Italia (arte lombardo) y en la Península Ibérica (artes visigodo, astur y mozárabe o de repoblación).

La Península Ibérica fue ocupada de manera sucesiva, en una primera oleada por suevos, vándalos y alanos. Posteriormente los visigodos ocuparon definitivamente el centro de la Península y constituyeron un gobierno en el que se fusionaron elementos romanos y visigodos.

En 711, el mundo visigodo fue destruido por los musulmanes, que penetraron en la Península a través del estrecho de Gibraltar.

El arte visigodo

Asentados definitivamente, los visigodos se organizan en un estado, con capital en Toledo.

Los sucesivos monarcas visigodos intentan integrar la población pues profesaban religiones diferentes (catolicismo y arrianismo) y leyes diferentes. Con el Liber Iudicorum se creó una ley común; la conversión de Recaredo en 589 al catolicismo, generó la conversión masiva de los visigodos.

Unificado el reino, comenzarán a aparecer las primeras edificaciones visigodas. Inicialmente siguen el tipo paleocristiano de planta basilical, debido a la falta de tradición constructiva del pueblo visigodo. Pero, a partir del siglo VII, surgen edificios con una nueva concepción espacial: tienden a la planta de cruz.

El espacio interior es muy austero y compartimentado. Se emplean la piedra cortada a sillar, la columna y el arco de herradura visigodo con poco peralte, como elementos constructivos. Se reutilizaron columnas de edificios anteriores, por lo que suelen haber fustes de mármol de diferentes tonalidades.

Igual que en los edificios romanos, se usa la bóveda como sistema de cubierta. La más habitual es la de cañón, engendrada por arcos de herradura y se reserva la bóveda de arista para los cruces de las naves.

La línea de imposta, es decorada con motivos geométricos y vegetales de tradición bárbara, que aparece tanto en interiores y exteriores.

El edificio paradigmático de templo visigodo es la iglesia de San Pedro de la Nave. Presenta una planta que tiende a la cruz latina, que en este caso aparece inscrita en un cuadrado por la existencia de dos dependencias adjuntas a los brazos de la cruz, a los que se accede desde el interior del edificio. La función de esas cámaras es controvertida: pudieron ser habitáculos como sacristías, o de estancias para monjes que querían retirarse de la vida mundana.

La mayor parte de los edificios son de pequeñas dimensiones, por ubicarse en zonas rurales, alejadas de las ciudades y sin necesidad de amplios espacios; pero en todos destaca la organización del espacio compartimentado.

El arte astur

Parte considerable de los visigodos se asentaron en Asturias, donde se formó el reino astur. Alfonso II (792-842) intentó constituir un imperio, con eje en la ciudad de Oviedo.

Las manifestaciones astures tomaron de punto de partida la tradición romana. Pero, desarrollaron un arte más consolidado.

El arte astur, levantó tanto edificaciones con función de residencial real como edificios religiosos. En todos se aprecian las mismas características constructivas.

La planta basilical, de cabecera tripartita de un solo ábside, siempre rectangular por dentro y por fuera.

  • Gran altura y longitud de edificios.
  • Materiales pobres: mampostería. La piedra de cantería para partes nobles del edificio
  • Pilares o columnas agrupadas de cuatro en cuatro y los fustes sogueados como soportes
  • Arco de medio punto con peralte muy marcado
  • Cubierta con bóveda de cañón reforzada por arcos fajones y contrarrestada al exterior por los contrafuertes.
  • Muros reforzados por arcos ciegos por el peso de la cubierta empleada.
  • Ornamentación interior a base de pinturas murales, y roleos decorativos en las enjutas de los arcos.

La escultura no está presente, debido a la degradación técnica sufrida por los talleres que sobrevivieron a la caída del Imperio, además del desinterés por la figuración, supuso una pérdida total de la escultura, principalmente de bulto redondo. Sobrevivió el relieve de poca profundidad, en los que el ingenuo tratamiento de la figura humana choca con la minuciosidad que artesanos muestran en el tratamiento de formas geométricas o vegetales.

El arte mozárabe o de repoblación

El núcleo cristiano que dio origen al arte astur se extendió paulatinamente hacia el sur de la península, reconquistando territorios ocupados por los musulmanes. Algunas de estas zonas fueron repobladas con cristianos que provenían de la zona musulmana: los mozárabes.

La población mozárabe, a pesar de su procedencia hispano visigoda y de la religión católica que profesaban, constituyó un sector influyente en la sociedad de al-Ándalus y gozo de cierta intendencia civil y administrativa. El respeto de los gobernantes musulmanes les permitió mantener sus manifestaciones artísticas y constructivas.

De su arte solo quedaron los restos que dejaron en sus nuevos asentamientos del norte de la Península, conocido como arte mozárabe o de repoblación.

Un edicto del rey Alfonso III en 876, concedía la propiedad de la zona repoblada a sus repobladores, previo pago de un tributo, no solo a nobles , también a monjes. Este será el punto de partida para el desarrollo del movimiento monástico mozárabe. Los monjes se instalaron durante todo el siglo X en el valle del Duero, donde fundaron monasterios aislados de los pueblos.

El aislamiento fue una de las características de su arte. Otra característica viene dada por la procedencia de los mozárabes: aunque edificaron monasterios católicos, su estadía en territorios musulmanes dio a estos recintos una estética donde la concepción espacial del arte musulmán está muy presente.

El mozárabe es una fusión de dos concepciones religiosas coexistentes en la Península: la cristiana y la musulmana. En los edificios se aprecia la mezcla.

  • Las plantas mozárabes mantienen forma de cruz, símbolo cristiano, pero amplían el número de naves de una tres.
  • El acceso se hace por una puerta lateral, apenas destacada, que remite a las entradas de las mezquitas. No hay fachada principal.
  • Los ábsides están incomunicados. Son concebidos como espacios aislados a los que se accede mediante un arco de herradura de tipo califal.
  • La estructura interior incorpora la iconostasis, que independiza más los ábsides del resto del edificio.
  • Los vanos de iluminación se disponen de forma irregular y son pequeños. La entrada de luz es estrecha, dejando zonas en penumbra y muy otras muy iluminadas.
  • Las columnas son de mármol, que constituyen el elemento suntuario de estos edificios.
  • Se utiliza el arco de herradura califal, que se destaca con un alfiz en los vanos.
  • El edificio se cubre con una cúpula, gallonada para los ábsides y de madera para las naves, como en las mezquitas
  • Se ingresa el muro para contrarrestar el peso de las cúpulas. El resto del edificio posee muros delgados y se cubre con madera.
  • Se levantan torres-campanario.
  • El material constructivo es la piedra de mampostería irregular y de piedra de cantería para los arcos.
  • Se emplean modillones de tipo musulmán en los aleros.

Todos los edificios mozárabes se destinan al culto cristiano, aunque sus elementos constructivos remiten al ámbito musulmán. Algunos elementos se relaciones con concepciones de las mezquitas musulmanas: en el caso de los ábsides, cuya forma es similar al mihrab, o en el desarrollo de la iconostasis, que remite a la maqsura que separa al pueblo de la familia califal.

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