La civilización griega surgió en la zona oriental del mar Mediterráneo y se extendió por la península de los Balcanes, las numerosas islas de los mares Jónico y Egeo, y las costas occidentales de Asia Menor (hoy Turquía).

Los griegos fundaron una serie de colonias por todo el Mediterráneo occidental, mediante las cuales expandieron su cultura, sentando los cimientos de la civilización occidental.

La región tiene un clima mediterráneo, con escasas lluvias y veranos cálidos. Abundan las montañas y los pequeños valles, lo que influyó en un cierto aislamiento geográfico y una notable fragmentación política. Cada uno de esos valles e islas constituyó un estado independiente, denominado «polis».

Para los griegos el mar, condicionó el desarrollo de su economía volcada en el comercio.

La Época Arcaica: Siglo VIII-siglo VI a. C.

Tras un largo período denominado «Época oscura», iniciada con la invasión de los dorios, pueblo procedente del norte que destruye la civilización aquea, se inaugura, a partir del año 800 a. C., la Época Arcaica.

En el transcurso de la misma nacen las polis, ciudades-estado independientes gobernadas por una minoría de personas de sangre noble, los denominados «aristoi» («los mejores»), a la cabeza de los cuales existía un rey.

Esta forma de gobernar recibe el nombre de «oligarquía», es decir, el «gobierno de unos pocos». Los aristoi eran propietarios de la mayor parte de la tierra cultivable, que era trabajada por esclavos, en tanto que el número de los campesinos libres era reducido. La importancia de la artesanía y el comercio era escasa.

Durante la Época Arcaica (siglos VIII y VI) los griegos se expandieron por el mar Mediterráneo. Una posible causa habría sido la crisis económica: la población no cesaba de crecer y las tierras dejaron de ser suficientes para alimentarla. Muchos griegos se vieron obligados a emigrar y fundar sus propias ciudades o colonias. Éstas eran independientes respecto a sus antiguas polis madre, aunque siempre mantuvieron estrechos lazos económicos, culturales y políticos con ellas.

La colonización expandió la cultura griega más allá de sus fronteras originales, poniéndola en contacto con otros pueblos, como los egipcios, fenicios y etruscos.

La Época Clásica: Siglo V y VI a. C.

Entre los siglos V y IV a. C, el mundo griego se consolidó, con el predominio de dos estados: Atenas y Esparta.

Muchas polis adoptaron como sistema de gobierno la «democracia», sustituyendo así la oligarquía y la tiranía (gobierno de una sola persona). Es el caso de Atenas, no de Esparta, que continuó siendo gobernada por una minoría.

Durante el siglo V, el de mayor esplendor para Grecia, en especial para Atenas, se produjeron dos decisivas guerras:

Las Guerras Médicas (500-479) enfrentaron a griegos y persas (también llamados medos), la mayor potencia en aquel entonces. Tras varios años de lucha, los helenos consiguieron vencer. Atenas alcanzó su máximo apogeo político y económico, y Esparta quedó como rival. Cada una de ellas formó su propia alianza militar en unión de otras polis, hasta que la guerra estalló entre ellas.

Las Guerras Peloponeso (431-404), enfrentó a Atenas y Esparta con sus respectivos aliados. Los espartanos vencieron, quedando muchas ciudades arruinadas o debilitadas.

Años más tarde, las polis se vieron impotentes para hacer frente al poder de Macedonia, estado situado al norte de Grecia que, dirigido por su rey Filipo II, puso fin a su independencia, en 338 a. C.

Entre los siglos IV al I a. C., Macedonia anexionó las polis a su imperio. A la muerte de Filipo II, su hijo Alejandro, llamado el Grande (Alejandro Magno), acrecentó sus dominios conquistando el enorme Imperio Persa (antiguo enemigo de los griegos), incluyendo Egipto y Mesopotamia, alcanzando los confines de la India.

Alejandro tenía como objetivo construir una potencia universal que integrara a griegos y bárbaros (extranjeros), en el que las diversas creencias y culturas de occidente y oriente se fundiesen conformando una unidad.

Sin embargo, en 313, contando 33 años, murió, dejando el mayor imperio conocido hasta entonces. Había fundado nuevas ciudades (como Alejandría, en Egipto), y expandido las ideas y la cultura griegas por los territorios conquistados, dando lugar a lo que se conoce como «Helenismo».

Una vez desaparecido Alejandro, sus generales se repartieron su imperio, creando los llamados «Reinos Helenísticos» (Egipto, Siria y Mesopotamia).

LA ECONOMÍA DE GRECIA

La economía de Grecia estuvo muy influida por su situación geográfica, en plena cuenca de mar Mediterráneo.

La peculiaridad del terreno, muy montañoso, Grecia contaba con escasas tierras fértiles para el cultivo, estuvo basado fundamentalmente en los cereales (trigo y cebada), la vid (para la elaboración de vino) y el olivo. Éstos se complementaron con productos hortofrutícolas.

La ganadería suplementaba las actividades agrícolas. Se criaban fundamentalmente cabras, ovejas y cerdos. También bueyes y caballos.

Especial relevancia alcanzó la artesanía. Los griegos fueron especialistas en metales (armas, armaduras). Pero sobre todos destacó uno: la cerámica. Ésta se exportaba en grandes cantidades por todo el Mediterráneo y el Próximo Oriente, siendo muy apreciada por los diversos pueblos de la Antigüedad.

El comercio constituyó la actividad económica más relevante. Una importante flota mercante surcaba el Mediterráneo. Los intercambios se realizaban en moneda, fundamentalmente de plata, extraída de minas.

LA SOCIEDAD

La sociedad griega era esclavista, por lo tanto, muy desigual. La componían dos grupos de personas: los libres y los esclavos.

LOS LIBRES no pertenecían a nadie, y podían ser propietarios de esclavos, en función de su riqueza. Se dividían en dos categorías:

Ciudadanos: poseían derechos políticos, por lo que podían votar y ser votados. En las polis de Atenas se consideraba ciudadanos a los hijos de padre y madre atenienses. Pagaban impuestos y tenían la obligación de servir en el ejército. Muchos de ellos eran agricultores o comerciantes. Constituían una minoría. Se estima que en el siglo V a. C., de los 400.000 habitantes que poseía Atenas, sólo eran ciudadanos unos 40.000.

No ciudadanos: en Atenas recibían el nombre de «metecos» y eran emigrantes residentes en la ciudad. En Esparta se llamaban «periecos». Eran hombres y mujeres libres, pero carecían de derechos políticos y no podían ostentar cargos públicos. Normalmente se dedicaban a la artesanía y al comercio. Algunos de ellos llegaron a ostentar grandes fortunas.

LOS ESCLAVOS estaban desprovistos de cualquier tipo de derechos. Eran abundantes en Grecia, estaban privados de libertad y eran propiedad de los hombres libres o del Estado. Eran condiciones para ser esclavo: los prisioneros de guerra, hijos de padre y madre esclavos, por deudas, rapto, etc.

Las condiciones de vida de los esclavos eran muy variadas: según la condición social de su amo y los trabajo que se le asignaran. En cualquier caso, sus dueños poseían un absoluto dominio sobre sus vidas y su consideración legal era la de mera mercancía.

LA MUJERES libres en Grecia carecían de derechos políticos. Estaban sometidas al varón, ya fuese éste el padre o el marido, y sus movimientos estaban muy retringidos. Las que pertenecían a las familias acomodadas salían en escasas ocasiones de su hogar, y dentro de éste tenían asignado su espacio particular: el «gineceo». Muchas actividades reservadas a los varones (como la asistencia a los juegos) eran prohibidas a la mujer.

POLÍTICA

La Hélade (tierra de los helenos o de los griegos) no constituyó una entidad política unificada. Estaba formada por numerosos estados independientes denominados «polis». Éstos controlaban un territorio relativamente extenso, normalmente integrado por el núcleo urbano y sus alrededores. Poseían sus leyes, instituciones, moneda y ejército. Las guerras entre polis eran habituales.

A pesar de carecer unidad política, los griegos se consideraban miembros de una misma comunidad cultural: hablaban una misma lengua, profesaban una misma religión y sus costumbres eran muy parecidas. Cuando el Imperio Persa amenazó con conquistar Grecia, todas las polis se unieron para rechazar la agresión.

Algunas ciudades-estado, tales como Tebas, Corinto o Rodas, alcanzaron gran relieve, pero las más poderosas fueron Atenas y Esparta.

El gobierno de Atenas

Atenas está situada en la región del Ática. El territorio que controlaba era más extenso que el de otras polis. Junto con Esparta fue el estado más poderoso de Grecia y, sin duda, el más rico de todos.

Atenas constituyó el mejor ejemplo de polis con gobierno democrático. Durante la Antigüedad sólo los griegos se rigieron por ese tipo de gobierno. El término «democracia» hace referencia a la participación del pueblo en política.

No todos los atenienses tenían derechos políticos: solo los ciudadanos podían participar en las decisiones. Los extranjeros, las mujeres y los esclavos carecían de ellos.

La democracia ateniense se consolidó a lo largo del siglo V, superando formas de gobierno anteriores, las tiranías, caracterizadas por que una sola persona (el tirano) ostentaba el poder absoluto.

La principal institución de gobierno de Atenas era la Asamblea (Ecclesia), integrada por todos los ciudadanos varones de más de 18 años. El sistema democrático ateniense alcanzó su máximo apogeo en tiempos de Pericles, militar y gobernante de gran influencia y prestigio. Tras las guerras del Peloponeso, en las que fue derrotada por Esparta, Atenas entró en declive.

LA CULTURA Y LA CIENCIA

Los griegos crearon una brillante cultura que aún pervive. Se les considera los padres de la Filosofía y los primeros científicos. Intentaron dar explicaciones racionales a los fenómenos naturales en lugar de recurrir a la religión o la magia. Concedieron una gran importancia a la educación, especialmente en Atenas.

En Filosofía se plantearon la interpretación racional del universo y la naturaleza, sobresaliendo figuras como Sócrates, Platón o Aristóteles, y corrientes como el epicureísmo y el estoicismo.

En Matemáticas se destacan los aportes de Pitágoras, Tales y Euclides. En Física, Arquímedes estableció la teoría del peso de los sólidos dentro de los líquidos, y creó máquinas que tuvieron una aplicación práctica (tornillo de Arquímedes).

En Medicina hicieron notables aportaciones a la fisiología y la anatomía, diferenciando las causas y los síntomas de las enfermedades. Hipócrates (siglo V a. C.), es considerado el padre de la Medicina, autor de un juramento (el hipocrático) que establecía las normas por las que debían regirse los médicos en el desempeño de su labor.

En Astronomía descubrieron la esfericidad de la Tierra. Aristarco de Samos determinó que el centro del universo es el Sol, no la Tierra.

En Historia sobresalieron Heródoto, considerado el padre de esa disciplina y Tucídides.

En Literatura los griegos desarrollaron la poesía y el teatro: destacó la poesía épica, con dos obras fundamentales, la Ilíada y la Odisea, atribuidas a Homero (siglo VIII a. C.). Otro importante autor fue Tucídides. En el teatro cultivaron la tragedia, cuyas figuras más destacadas fueron Eurípides, Sófocles y Esquilo, y la comedia, en la que destacó Aristófanes.

Toda esa obra se conservó y difundió por el mundo antiguo a través de las colonizaciones, las relaciones comerciales, así como por las instituciones y bibliotecas, sobresaliendo entre éstas últimas, la de Alejandría, en Egipto.

LA RELIGIÓN DE LOS GRIEGOS

Los griegos creían en muchos dioses, su religión era politeísta. Sus divinidades poseían apariencia humana, siendo portadoras, tanto de virtudes, como de defectos. Pero a diferencia de los hombres, eran inmortales y gozaban de poderes sobrenaturales. Dioses y hombres se relacionaban entre sí. Los héroes eran seres nacidos de la unión entre dioses y mortales. Ejemplos de héroes fueron Hércules y Aquiles, éste último, protagonista de la Ilíada, poesía épica escrita por el poeta Homero.

Los dioses griegos vivían en el monte sagrado Olimpo. La narración de su historia recibe el nombre de «mitología».

Los dioses fijaban su morada en los templos, donde recibían ofrendas de los fieles, consistentes, entre otras cosas, en sacrificios de animales. Cada polis tenía sus propias divinidades, aunque el más importante de todos, considerado padre de la humanidad, fue Zeus.

En honor a las divinidades se celebraban fiestas y conmemoraciones. La más conocida de todas tenía lugar cada cuatro años en la ciudad de Olimpia, en homenaje a Zeus. En el transcurso de misma se celebraban competiciones deportivas, los Juegos Olímpicos, en las que participaban todas las ciudades del mundo griego. Mientras duraban se declaraba una tregua sagrada que interrumpía temporalmente todas las guerras que hubiese abiertas entre las polis.

Los dioses se dirigían a los hombres por medio de oráculos o respuestas expresadas a través de sacerdotes y sacerdotisas. El dios más consultado era Apolo, a quien se erigió un importante templo en la ciudad de Delfos.

Los griegos recurrían frecuentemente a las artes de adivinación, especialmente, cuando deseaban acometer una empresa importante para sus vidas.

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